jueves, junio 02, 2005

la de los jueves 2 junio 2005

No hay nada como sentarte en la terraza de tu casa en una de esas tardes grises en las que el viento murmura el trinar de aves que buscan resguardo y en su aliento trae el olor de humedad que advierte la inminente llegada de ese favor divino que llamamos lluvia. Si a lo anterior le agregamos suaves melodías de Albinoni (Mozart, Vivaldi, Verdi, Corelli o Scarlatti) y una botella de Merlot, creanme mis estimados lectores que no puedo pedir mas. Disfruto de mis momentos de soledad, eso no puedo negarlo, pero también es verdad que disfruto mucho el convivir con mi familia.
Y la convivencia familiar poco a poco se convierte en algo extinto, que habita solo en los recuerdos de nuestra niñez y forma parte de las historias de nuestros padres y abuelos. Es posible que caiga en mi eterno error de generalizar una situación, pero desgraciadamente creo estar en lo cierto al decir que la familia (en pleno) solo se reúne en la mesa a compartir los alimentos en fechas muy definidas y uno que otro fin de semana (¡Ah!, y en vacaciones donde casi casi es de a producto de gallina). Y esto es solo un ejemplo básico de cómo la exigencias de la vida (auto impuestas o consecuencia), han ido erosionando poco a poco aquello que decimos defender y querer, que es el núcleo familiar.
Poco caso tiene el mencionar estadísticas o el hacer comparativos con otras culturas de esta enorme aldea global, es más efectivo tan solo ver nuestro entorno para darnos cuenta del poco tiempo que dedicamos a los nuestros. Tu que eres una persona ocupada, con asignaciones de mucha responsabilidad, me vas a decir “efectivamente, es poco el tiempo, pero de mucha calidad”; y a ti que pensaste esto tengo que preguntarte ¿Fuiste tu quien evaluó la calidad de este valioso tiempo? ¿O fueron tu hijos/as y tu esposa, quienes evaluaron esto?
Escribir sobre esto no tiene la intención de incomodar, pero si de hacerte pensar un poquito en lo que vamos dejando en nuestro camino por alcanzar eso que llamamos “progreso”. No tiene nada de malo que dediques tiempo (mucho) a tu trabajo, ni que dediques tiempo a tu deporte o pasatiempo favorito y mucho menos que salgas a ingerir algunos “alipuses” en compañía de tus “compirris” (¡aguas!, acuérdate de aquella famosa frase “Et tu Brute”, que hoy por hoy tendré presente); solo recuerda que en tu casa hay ciertas personitas que también quieren pasar algún tiempo contigo.
Vamos a acabar el mito de “brecha generacional” que suena mas a “cliché” que a otra cosa, siempre habrá temas y actividades en común que nos unan, no como padres – hijos o bella y bestia ( de esto ultimo ya saben a que me refiero) mas bien que nos unan como amigos. A los que me conocen de tiempo atrás les acepto piensen “y este ca….brito, a que viene con estas “moralinas” si yo bien se que es un hijito de la……….”, a ustedes les aclaro soy un hijito de la fregada y lo seguiré siendo (¡no es catarro!), pero sigo aprendiendo de mis errores y hago el enorme esfuerzo de no volver a tropezar con la misma piedra.
Por esta razón me atrevo a invitarlos a pasar mas tiempo con su familia (que fácil decirlo, cuando eres un paria de la “socialite”), te aseguro que no te van a correr por retrasar tu comida y tener el placer de sentarte a la mesa con tu esposo/a e hijos/as, para poder conversar de las “pequeñas grandes cosas” que hasta el momento han sucedido. No te va a causar el menor problema separar ciertos días de la semana para “escaparte” del trabajo mas temprano que de costumbre y cenar con ellos para platicar de cómo fue el día y contar alguna que otra anécdota familiar.
No importa cuan ajetreada sea esta vida moderna, no importa cuantos sinsabores y corajes hagamos durante el día; siempre puedes regresar a ese remanso, a ese bello jardín que se empeña en florecer y dar frutos, siempre puedes regresar a casa.
Si toque este tema es por que considero que el núcleo familiar sigue siendo la base de la sociedad, y que si no podemos llegar a acuerdos dentro de nuestra propia familia (sin imposturas y autoritarismo), poco será lo que podremos hacer para llegar a acuerdos que mejoren la calidad de vida en nuestra comunidad y país.
Como yo ya cumplí con mi cuota de tiempo familiar (aparte de barrer, trapear, cocinar, hacerla de chofer y escribir mis tarugadas), me predispongo a reunirme con los personajes míticos de costumbre; aun conservo la esperanza de que algún jueves, aparte de los que usualmente me acompañan, pueda estar rodeado de náyades nigropeteneses y vestales regiomontanas (Gracias Maestro Dehesa) que hagan la danza de ombligo o ya de perdida la de los 7 velos. Pero como se que esto es tan improbable como el que salga afortunado en la lotería (la de Texas), me seguiré conformando con platicar con el cardumen que regularmente encuentro los jueves en el bar.

Que tengan ustedes buen día y mejores noches.

PD. ¡Que rabia me dio lo que declaro Vicente Fox sobre las mujeres asesinadas en Juárez!, y que indignación me causa lo que parece haber sucedido en la Cámara de Comercio local; pa’decepciones no gana uno.

No hay comentarios.: