Son las 00:37 horas del miércoles 25 de abril de 2007. Los primeros minutos del miércoles transcurren y en ellos repaso en mi mente los mortales minutos que duró el fenómeno natural de hace unas horas, a escasos tres años de aquella “impredecible” fuerza del agua que vistió a Piedras Negras de luto, y que ahora de nuevo lo hace con una modalidad diferente: viento y granizo.
Dentro de mí hay una extraña mezcla de rabia, impotencia y profunda tristeza. Ayer, a causa de un fenómeno natural, se dice que perdieron la vida 3 de nuestros habitantes y con la mano en el corazón espero que la cuenta termine en ese número, aunque la razón me grita que el número será mayor y que habrá más desaparecidos.
De nada sirvió el tan publicitado sistema de alarmas de prevención en caso de contingencias, y es que, según versiones televisadas a nivel Estatal, nunca emitió sonido alguno el dichoso sistema de alarmas, y hasta el momento ignoro si fue por fallas técnicas, o por escasa preparación del personal, o acaso por negligencia criminal de alguno de nuestros funcionarios de protección civil. Hay quienes dicen que lo sucedido fue a causa de una tromba. Otros informan que se debió a un tornado y unos pocos opinan que sólo fue una tormenta severa. Yo más bien le creo a las fuentes de información más serias (agencia de noticias EFE) en donde se ha establecido que el fenómeno ha sido catalogado como un brutal y traicionero tornado.
Ha quedado muy claro que los planes de contingencia con los que contamos son deficientes. La diferencia que es importante resaltar, la discrepancia que redunda en pérdida de vidas humanas, la divergencia que deberá investigarse hasta encontrar la causa raíz, consiste en lo que se dijo que sería y lo que finalmente fue. Ahora escribiré algo que odio escribir pero me aguanto: se los dije, vaya que tuve razón cuando señalé que no había un verdadero plan, pues para empezar nadie lo conocía. Ahora lamento no haber sido más firme en mis comentarios, no haber profundizado en el tema, pues ahora sale sobrando lo que yo pudiera aquí decir.
Me parece increíble que todo esto haya sucedido apenas seis horas atrás. Heme aquí sentado en mi mesa alumbrado tan sólo por dos velas y me encuentro volcando mi sentimiento en un trozo de papel. Acaricia mi piel una fresca brisa, misma que en su suave murmullo me va llevando lentamente a un estado de frustración y congoja. Trato de no pensar en los posibles responsables para que no se me llene el papel de cosas que no merecen leer quienes me hacen el enorme favor de poner sus ojos en estas líneas.
En un breve y vano intento quiero dejar la pluma, pero no da resultado. Sigo pues. ¿Hasta cuándo Licenciado Jesús Mario Flores Garza? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar y financiar a gente que parece no tener la menor idea de sus responsabilidades y funciones? ¿De qué sirve tener un “atlas” de planes de contingencias “especialmente” diseñados para nuestra ciudad? ¿De qué sirve el sistema de alarmas que de nada sirvió y las tragedias siguen ocurriendo?
Me es difícil conservarme ecuánime e imparcial, pues las consecuencias de estos hechos hacen hervir la sangre y nublan la razón. Y no sólo es lo que estamos viviendo en estos momentos lo que me pone así. Hemos tenido ya muchas contingencias y se ha pagado muy caro por algo que debió de estar, si no resuelto, de perdido ya avanzado hacia una solución. Protección civil depende directamente de usted, Señor Múzquiz, señor director de seguridad pública, y de su ignorante coordinador. Me refiero a usted, señor Oscar Murillo. Han demostrado su plena incapacidad para manejar situaciones críticas. Lo sucedido este martes, en mi opinión, es razón suficiente para que aunque sea sólo por vergüenza, usted Murillo, presente su renuncia, y si tuvieran un gramo de ética y sentido común deberían hacer lo mismo los señores Múzquiz y Bermea.
Hace poco más de dos horas llegó el “virrey de Coahuila” a nuestra ciudad ¿Y para qué su inútil presencia? ¿Solidaridad hacia los afectados? Por favor, si no es más que para seguir reforzando su imagen populachera aprovechándose de tragedias como estas. Qué poca dignidad. Qué mal ejemplo. Al rato lo veremos fotografiado en los espectaculares por todo Coahuila atribuyéndose obras de reconstrucción con Piedras Negras como fondo, e informándonos (otra vez) lo afortunados que somos al contar con su existencia, y claro, gastando cantidades nunca aclaradas para enaltecer su fatua imagen.
Dicen que también estará Felipe Calderón en nuestra ciudad, buscando probablemente que no se le reproche al Presidente no haber estado presente en la tragedia, tal como le sucedió a Fox en Pasta de Conchos. Qué circo. Qué vacíos y petulantes. Qué falta nos hace un verdadero estadista que se decida a ayudarnos a cambiar, pues bien dicen que cada pueblo tiene los gobernantes que se merecen, así que el mal está desde adentro, por eso necesitamos ayuda para cambiar, porque al parecer solitos no podemos. Deseo de todo corazón que esta vez sí se le haga llegar a la gente afectada todos los recursos que se les asignarán y que no se repita la historia de hace tres años.
Señor presidente municipal Licenciado Jesús Mario Flores Garza, por favor no haga caso omiso a mi pregunta
¿Hasta cuando?
Que tengan ustedes buen día y mejores noches