jueves, mayo 22, 2008

la de los jueves 22 mayo 2008

Estimados lectoras y lectores les saludo con todo el entusiasmo que soy capaz. Otra semana, otro jueves y para pesar de algunos, aquí estamos todavía. El tema que hoy nos atañe es el desmadre climatológico que hemos creado y que la semana pasada nos tocó vivir (sufrir, de nuevo) en estas tierras cada vez más golpeadas por la madre naturaleza. Pero para no hacernos bolas, empecemos por el principio (que así dicen por ahí).

El miércoles 14 de este mes alguien tomó fotos en el ejido Piedras Negras, donde se muestra una formación de nubes que asemejan a un tornado en formación antes de tocar tierra. Ahora bien, noten que escribí “asemejan a un tornado en formación”, y lo hice así porque yo no soy meteorólogo, y realmente no estoy seguro de lo que se muestra en las fotos. Pero la raza dice que fue un tornado al que le faltó tantito para tocar tierra y hacernos revivir la penosa experiencia que sufrió Villa de Fuente. Sobre este día tengo varios comentarios: para empezar, al parecer se omitió de nuevo avisar del peligro al que estaba expuesta la población, pues aunque sólo “parezca” que se aproxima un tornado, se debe alertar a todo el que se deje, ya que en esos casos solo la prevención tiene sentido, pues si en verdad ya se tiene encima al monstruo, poco o nada se puede hacer. Personas que escuchan la radio durante el día me dice que el mentado miércoles no hubo aviso de que algún fenómeno meteorológico importante pudiese ocurrir. Yo como rara vez escucho la radio después de las 8 de la mañana, no puedo atestiguar si esto es cierto o no, pero digamos que el beneficio de la duda le doy a quienes me lo han comentado. De hecho, de no ser por las fotografías que me hizo llegar mi amiga Marittza (muchas gracias), jamás me hubiera enterado. Ahora bien, no por haber estado “desconectado” voy a decir que Oscar Murillo hizo o dejó de hacer su chamba, ni tampoco puedo afirmar o negar que quien hizo la tarea por él fue Hector Sergio Barbosa. ¿Quién realmente lo sabe?

Pasado el susto del miércoles (lo digo por los que se asustaron, claro) llegó el jueves, y mientras disfrutaba de una León bien fría (la segunda de la tarde) recibí una llamada de un miembro del equipo de Chuy Mario que me advirtió de la presencia inevitable de una tormenta severa, acompañada de granizo y vientos fuertes (muy fuertes, así me dijeron). Tras darle las gracias a mi amigo y amable funcionario, me lancé a casita a poner a buen resguardo a mi familia y ayudar en las labores de evacuación que yo suponía habría, pero nada. Al llegar a mi calle todo mundo se encontraba fuera de su casa observando el cielo y escuchando el espectacular y aterrador sonido que recuerda al de un tornado del Weather Channel. No bien subí a mi vehículo para intentar ponerlo bajo techo, cuando ¡Sopas!, que se suelta el infierno, y ya volaban granizos por todos lados, se escuchaban gritos de mujeres histéricas que momentos antes coreaban: “Ira viejo, ya viene la’gua, a ver si así te remojas ¡inche Cuino!”, y el cauce del arroyo a la alza como los precios del petróleo. Pregunto: ¿A alguien se le ocurrió cerrar las calles donde el agua tenía el cauce parecido a “rápidos clase 3”? P’os no, oiga, la “verdá” es que no. ¿Alguien evacuó a la gente que vive a la orilla del cauce de los arroyos para evitar la tragedia entre los menos favorecidos? P’os menos oiga, ni que fueran adivinos, o que tuvieran cuatro manos para hacer de todo, ¿verdá? Entonces, ¿mínimo evacuaron a los habitantes de las colonias de alto riesgo? Ahí sí, quién sabe, porque hay gente que dice que sí, y hay quien dice que los rescataron, más que evacuarlos.

El caso es que, al mejorar el clima y confirmar que mis mujeres estaban bien, me regresé a donde andaba para terminar la tarea de cada jueves. Yo perdí unas horas de tragos, lo cual es una tarugada frente a lo que perdió la gente afectada, pero aún así me atrevo a preguntar con justa indignación por lo que he visto que les ha pasado a mis semejantes: ¿Quién autorizó a las constructoras fincar en terrenos de alto riesgo? Carajo, ¿qué siempre seremos agachones?

Al día siguiente, ya tarde, por aquello de la resaca, miré que en las calles había porquería por todos lados, los semáforos estaban todos “despernancados” (ahora si pusieron a trabajar al “cuate”… bueno, a su gente); pero al parecer no hubo pérdidas humanas qué lamentar, y las probabilidades que se derivan de la historia reciente hecha estadística nos indican que no fue porque Murillo haya hecho su trabajo, más bien porque esta vez corrimos con mucha suerte, nos cubrió el manto bendito, y/o la buena vibra del verano que se acerca no quiso ver en mi tierra más llanto. Claro queda a todos que Murillo no es culpable del clima. Digo, el señor no se controla ni solo. Pero sí es el responsable de prevenirnos y auxiliar al cardumen en caso de que seamos tan burros de no hacer caso de las advertencias. Hasta el día de hoy Murillo no justifica el sueldo y las prestaciones que tiene (como varios otros funcionarios ya viejos conocidos de este espacio). Y qué raro, esta vez los medios locales no mencionaron la deficiente labor del susodicho, ¿Qué, se habrá puesto “guapo” con aquellos? Volviendo a los números probabilísticos, y conociendo un poco la idiosincrasia del político de mi rancho encantado, podría apostar con cierta ventaja a favor.

Cambiando de canal como quien se cambia de calcetines les comento que poca gente participó en la encuesta que les propongo en este cibernético rincón del hiperespacio (¡Qué barbaridad, que apatía!). Aún así, de los pocos participantes se puede percibir que Moreira, contrario a lo que dicen sus encuestas pagadas, no está haciendo una labor tan buena al frente del estado. La falta de transparencia mancha demasiado su labor. Bueno, ya es algo, me refresca conocer de lo que opinan ustedes. Es importante opinar, ¿Cómo queremos que se nos escuche, si siempre hablamos en voz baja? Si somos un grupo relativamente pequeño para externar nuestra opinión, no se amedrenten. Tampoco somos tan poquitos como para ignorar lo contundente de una opinión mancomunada. Les invito a expresarse y así podremos (ustedes y su servidor) normar mejor nuestro propio criterio.

Pero es jueves, y hay que irse a refrescar el gaznate con bebidas frescas, vanidosas y ofrecidas; soy Armando Castro y desde este húmedo rincón de la república mexicana les deseo un agradable y tranquilo jueves, y un excelente resto de semana.

Que tengan ustedes buen día y mejores noches.

PD. Socorro y Jose Luis, ánimo y mucha paciencia, almas como ustedes logran lo que se proponen; Dios jamás nos abandona.

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