jueves, marzo 09, 2006

la de los jueves 9 marzo 2006

Bendita la sabiduría de nuestros viejos, pues en sus palabras la fuerza de la juventud encuentra el remanso de calma y el bálsamo para sanar heridas. Desgraciadamente la gran mayoria de nuestros jóvenes parecen ignorar esto y encuentran la tranquilidad, en forma de “metanfetas”, pastas, coca y otras hierbas; acompañadas de alcohol y reventón.
Pero como yo soy un buen muchachito (¡Ja!) de la vieja (bastante vieja por cierto) escuela, aun presto atención a los ancianos; quizás por que para allá voy mas rápido que una flatulencia tras haber digerido frijoles.
El caso es que después de mucho tiempo me tope de nuevo con Don Zandalio Cruz, el mismo que algun día me dijo que cada arruga era la marca que la vida te dejaba como reconocimiento al error aprendido, a la experiencia y a aquello que deja huellas en tu alma y corazón.
Pues bien después de saludar a mi amigo, nos dirigimos a una vieja cantina y tras tomar asiento y ordenar unas cervezas bien frías; Don Zandalio encendió un “faro” y me contó el siguiente relato.
Hace muchas lluvias en el pueblo del lago de la luna, existió un Tlahtoani cuya familia política venia gobernando desde los principios del tiempo, este monarca era de mano dura como muchos de sus antecesores y llego a matar a muchos que se oponían a su reinado. Un buen día a este Tlahtoani se le ocurrió organizar en su pueblo unos juegos donde guerreros de todos los rincones del mundo dejaban las armas por solo unos días y competían con honestidad y orgullo en justas deportivas. Pero el rey tenia un problema, si gastaba lo que había en las arcas del reino, no podría quedarse con los medios que le permitiría vivir, a el y a cuatro generaciones suyas, con lujos el resto de su vida; por lo que en menos de 10 segundos se le ocurrió una “brillante” idea.
“Creare un impuesto para todos aquellos que posean acaltontlis, acallis o acalpechtlis; después de todo ellos se las pueden financiar, y al deberme favores de manera directa o indirecta, no se podrán negar a pagarlo”. Al día siguiente por todo el pueblo del lago de la luna se supo la noticia y los tlatquihuac (ricos, y no de sabor) acudieron prestos a pagar este impuesto. El pueblo pensó que seria solo una medida temporal para los juegos, pero que lejos estaban de la realidad. El rey se encargo de grabar este impuesto en la ley, en un futuro nadie se podría escapar de la misma.
Al pueblo se le olvido que era temporal, y se “acostumbraron” a pagar este impuesto cuando las embarcaciones se hicieron accesibles para ellos; el rey murió algun tiempo después, pero sus sucesores siguieron cobrando el impuesto. Un nuevo rey surgió acabando con la vieja dinastía de Tlahtoanis, pero el impuesto se quedo y en el pueblo del lago de la luna ya había millones de embarcaciones mas, que cuando todo empezó………el pueblo nunca alzo la voz, sus quejas solo se escuchaba en cantinas y lugares de reunión.
Don Zandalio apuro a beber su única cerveza de un solo golpe y tras darme un abrazo, pidió me cuidara y salio del bar como si nos hubiéramos visto ayer. Por mi parte me quede ahí, meditando (mientras meditaba, me bebí 4 “cheves” mas, meditación profunda) en sus palabras, para después pagar la cuenta y salir hacia donde me esperaba mi gente, la de los jueves.


Que tengan ustedes buen día y mejores noches


PD. Cualquier parecido con la realidad y el impuesto de la “tenencia vehicular”, NO es mera coincidencia….

3 comentarios:

Patricia 333 dijo...

ACTA

http://www.acta.ca/index_en.htm

Anónimo dijo...

Asociacion de Agencias de Viajes de Canada.

ACTA su acronimo en ingles.

Saludos.

Patricia 333 dijo...

Asi es mi querido amigo anonimo