la de los jueves 19 enero 2006

Mientras disfruto de una excelente botella de Merlot de la Casa Madero (en verdad se los recomiendo), me pongo a pensar de lo tanto que ha cambiado mi Piedras Negras hermoso; no me refiero al crecimiento de la ciudad, mas bien hablo de la gente, de mi gente. Es cierto que no nací en esta bonita tierra, pero aquí me adoptaron y aquí me crié por eso esta es mi tierra y esta es mi ciudad; aquí me hice hombre y al final de cuentas eso es lo que importa.
Y la nostalgia de lo que fue mi Piedras Negras nace del alma y encontró alimento en lo publicado por Javier Zacarías en su pagina “Pensando en Letras” (http://pensandoenletras.blogspot.com/), la cual sugiero que visiten. Con el crecimiento de la ciudad fue inevitable evitar la oleada de gente de otros lugares que en la mayoria de los casos solo fueron aves de paso, y sin embargo muchos se quedaron aquí. Poco a poco dejamos de “conocernos” y sin darnos cuenta, de manera lenta aquel sabor de pueblo (que es muy sabroso) se fue perdiendo.
El problema no es que no conozcamos a aquellos con los que hemos convivido por 30 años o mas, el problema estriba es que ahora no sabemos quienes somos; no hablo de forma mis amigos, les hablo de fondo. Antes sabias que “Don Fulano” era albañil, y que su hijo ya era contratista; y que el nieto estaba estudiando para arquitecto. Antes sabíamos quienes éramos; “Don Zutano” era comerciante y sus hijos estudiaban administración en el “Tec” de Monterrey, para estar listos en continuar el trabajo de su padre. Antes nos conocíamos y sabíamos quienes éramos.
En la actualidad la cosas han cambiado de manera considerable, aun nos conocemos, ¿Pero realmente sabemos quienes somos?; supongo que la respuesta sincera debe ser no y me inclino a pensar así porque si todavía nosotros mismos no acabamos de conocernos, como será posible conocer completamente a los demás.
Y que me dicen de los chavitos de hoy, cierto es que nosotros fuimos traviesos; ¿quien no toco un timbre y echo a correr?, ¿quien no hacia bromas por teléfono?, ¿acaso nunca rompiste una ventana?; si, en efecto fuimos traviesos. Mas grandes era toda una aventura el conseguir que te vendieran cerveza y cigarros, para escaparte con los amigos a “pistear” (jajajaja apenas y nos sabíamos limpiar, y ahí andábamos). Sin embargo la raza de hoy nos dice compermisito, falsificación de billetes, drogas, desmadres que a algunos padres les han costado mucha lana; la verdad no me espanta, lo único que me provoca es a acercarme mas a mis hijas, a tratar de ser primero su amigo y luego el padre. Me lleva demostrarles que tienen toda mi confianza y mi incondicional apoyo, y que si alguna vez tienen una duda pueden contar conmigo. Por que amigos míos, estas son cosas que se tienen que demostrar con hechos y no quedar solamente en palabras.
Entre mas lo medito, mas quedo convencido que el precio del crecimiento y el progreso es demasiado caro; y así lo pienso porque conforme “crecemos” vamos dejando a un lado la inocencia. Porque entre mas “progresamos” poco a poco le damos en la “mother” al dulce chamaco inconsciente que vive dentro de nosotros (al que muchos ya sepultamos sin apenas darnos cuenta).
Busquen a su gente, revivan aquellos tiempos, rían de las tonteras de antaño y den vida a los recuerdos que habitan en el corazón y el alma. No se trata de vivir en el pasado, ni de tratar de revivirlo para que se quede; es solo el refrescarnos en el manantial de los recuerdos para echar un vistazo a aquel de ayer, que nos convirtió en lo que ahora somos. Solo para no olvidar.

Que tengan ustedes buen día y mejores noches