jueves, noviembre 09, 2006

la de los jueves 9 noviembre 2006

Ya mi compadre te habrá contado que siempre estuve enamorado del mar, ese amor nació desde el primer momento que leí a Emilio Salgari, y aunque soñaba con ser un marino, “no’mas” veía tierra porque por la naturaleza del trabajo de mi padre íbamos de un lugar a otro y siempre en tierra lejos de las costas. Claro eso no impidió que aprendiera a bucear y en algún momento a navegar en veleros, aunque fuera en lagos o presas.

Pero ese no es el punto de mi platica, la verdad quiero platicarte de un “gringo” que vivía muy cerca de nuestra casa cuando nos toco radicar en un pueblito del estado de Morelos, en aquel tiempo y por aquel lugar solo habitábamos unas cinco familias algo retirados del pueblo. Este americano al que todos conocíamos como “mister memo” (dicen que se llamaba “William”) tenia una casa hermosa con un terreno de 3 hectáreas, aunque tenia como unos 60 años el viejo estaba muy fuerte y su pasión era su jardín; todas las madrugadas se le podía ver podando sus árboles, trabajando en su huerta o cuidando del “zacate” y de sus flores. Siempre tenia de todo y para cada temporada, ya fueran frutas o verduras; que si la sandia, que si duraznos, que si zanahorias, bueno como te digo, siempre había de todo. había gente que lo ayudaba, y que le era fiel, bueno que le fue fiel por un tiempo.

El hombre tenia buen corazón y solo bastaba con pedirle te diera algo de lo que cultivaba, para que te dejara pasar a escoger y llevarte lo que quisieras en muy buenas cantidades (“no’mas” siempre decía “recordar que haber mas gente que venir, no ser abuson chamaco”); era un “peladazo” el “mister”.

Pero al poco tiempo el crecimiento nos alcanzo y de pronto nos vimos rodeados de casas, ya te podrás imaginar que al ver ese “cuerno de la abundancia” los recién llegados también le pedían frutas y legumbres al “mister”, y este en su acostumbrada hospitalidad y buen corazón, nunca les negó nada y claro esta las raciones se vieron disminuidas, pero aun así había “pa’todos”. Me supongo que hubo gente a la que no le gusto que les dieran tan poquito y a veces pedían, y muchas de las veces simplemente se metían por la noche y saqueaban los árboles y la huerta; sus mismos trabajadores al ver que la gente demandaba mas cantidades, empezaron a abusar de la confianza de su patrón. Esto molesto mucho al “gringo” y al poco tiempo comenzó a levantar una barda en la periferia de su propiedad y corrió a sus empleados, a sus espaldas muchos de los recién llegados le comenzaron a llamar egoísta y hasta hubo un grupo que se junto para ir a la presidencia del pueblo, para protestar, alegando que no deberían haber autorizado la construcción de esa barda y llegaron al extremo de acusarlo de haberse apropiado de terreno que ni era de el (cosa que no era cierto, pues los terrenos los había adquirido de manera legal hacia ya varios años).

Bueno el caso es que hasta se les olvido que era mas importante la introducción de servicios (entre otras muchas cosas) y se “clavaron” en la mentada barda, pero nada pudieron hacer, al final de cuentas “mister memo” no solo construyo la barda, también se hizo de dos perros “rottweiler” que eran mas bravos que mi suegra (Dios la tenga a su lado y no la deje regresar); ya te podrás imaginar que algunos “valientes” que se atrevieron a brincar la barda, salían con las manos vacías y con la ropa como falda de hawaiana. Al mister le valió un comino lo que la gente dijera, por un tiempo prefirió se pudriera lo que le sobraba antes que regalarlo como acostumbraba. Muchos quisieron imitar sus costumbres, pero no lograron mucho, no tenían la dedicación y disciplina del “mister” y en lugar de esforzarse mas, siempre salían con que si la tierra de el era mejor, que si el tenia la “lana” para los mejores fertilizantes y semillas, que si el tenia pozo de agua; puras “ches” excusas.(que no son precisamente excusas argentinas).

Pero como te digo, el viejo tenia buen corazón, y tiempo después solo dejo entrar a su finca a aquellos que siempre habían pedido permiso y que nunca habían abusado de su hospitalidad. Después ya no supe que paso, mi padre fue de nuevo transferido y para mi fortuna, por fin a una costa.

A pesar de todo lo que escuche y vi, siempre pensé que el “mister” tuvo derecho de hacer lo que hizo, después de todo siempre fue accesible hasta que la gente empezó a abusar; a fin de cuentas era su tierra y era muy libre de protegerla como se le pegara la gana. Era libre de haber dado entrada a quien el quisiera y bajo sus condiciones. La buena vecindad no se vio afectada, pues siempre fue accesible con quien le jugo derecho y mantuvo a raya a los que le quisieron jugar chueco. Quizás nosotros necesitábamos mas de el, que el de nosotros; quizás era al revés, la verdad yo estaba muy chavo como para ponerme a pensar en esas tarugadas y por lo mismo jamás se lo pregunte. Solo te puedo decir que las frutas que cultivaba han sido las mas dulces que eh probado en mi vida.

Espiridion Uñafuerte dio el ultimo trago a su botella de ron y me regalo una sonrisa antes de retirarse a dormir, yo todavía me quede un rato en el balcón de su casa, disfrutando de una copa de merlot, embelesado con el sonido de las olas y una hermosa luna llena; después cuando caminaba rumbo a mi hotel me pregunte si es mas importante preocuparse por lo que hace el vecino, o el solucionar los problemas de casa. El hombrecillo en mi cabeza me contesto que era mejor consultarlo con la almohada.

Que tengan ustedes buen día y mejores noches

PD. Cualquier parecido con la realidad o hechos actuales es mera “ingada” coincidencia.

1 comentario:

V. Javier Zacarías G. dijo...

Muy pero muuuy bueno mi Mando.
Te felicito