jueves, agosto 09, 2007

la de los jueves 9 agosto 2007

Erase una vez un pueblo en una región árida a los márgenes de un río de corrientes fuertes y gran caudal, un río muy bravo. Este pueblo de gente noble, leal y amable no estaba preparado para enfrentar ninguna contingencia natural por lo que su sabio y viejo rey decidió que era momento de formar un grupo encargado de prevenir y ayudar a la población en caso de alguna emergencia. Sin hacer una convocatoria, ni someterlo a elección popular (era el rey, su palabra era ley) nombró como jefe de este grupo al herrero del pueblo (que además de manejar la fragua, medio arreglaba carretas) que no tenía idea de cómo realizar la tarea que se le encomendaba, pero que gustoso aceptó el nombramiento pues para él significaba ser un funcionario del rey (posición social) y además le darían una carreta para uso personal pagada con el erario del reino.

Todo era miel sobre hojuelas para este ilustre y pintoresco personaje, pues nada sucedía que requiriera de su atención, ocupándose únicamente de pasear por el pueblo en su carreta y de cobrar sus monedas de oro por no hacer cosa alguna; poco o nada sabía el herrero sobre lo que el futuro le reservaba. Una tarde el cielo se puso gris, los vientos comenzaron a arreciar trayendo consigo granizo y agua, y de la nada surgió un tornado. No hubo avisos, no hubo oportunidad de escapar. Se perdieron vidas y chozas. El herrero imitó a los avestruces y metió su cabeza en un hoyo, olvidando que de esa manera dejaba su amplio trasero expuesto, mismo que recibió varios tablazos por parte del rey que por alguna extraña razón lo confirmó en su puesto y le mandó a capacitarse en un reino a algunas leguas de distancia. Pero el herrero no fue, no podía ir pues carecía de autorización para entrar en aquel reino, “¿Qué puede pasar?”, se preguntaba, “lo que sucedió no se repetirá, fueron vientos y lluvia fortuita, sólo fue una casualidad”; así que hizo caso omiso de la orden y mandó a un paje en su representación.

La suerte no estaba del lado del herrero, pues a esta desgracia sobrevinieron otras menores, y el rey no hacía nada por remover a su inepto funcionario. Bueno, tanta era su incapacidad que un día un habitante del pueblo murió de un infarto en su humilde carreta a escasa distancia de un puesto de auxilio, y nadie acudió en su ayuda, todo porque el herrero había dado la orden de que nadie saliera de sus puestos. Poco a poco iba perdiendo su suerte inicial.

Me gustaría decirles que este cuento termina como todo cuento clásico, donde todos viven felices para siempre. Pero no. Este cuento termina mal. El herrero siguió en su puesto y el rey siguió confiando en él a pesar de sus errores e incapacidad; el pueblo siguió a expensas de la suerte.

Este cuento es producto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad, de gente viva o muerta, es pura y mera coincidencia.

Dejándonos de cuentos, pareciera que por fin Conrado Hurtado (el que cobra por imagen urbana) se pone a trabajar; el martes pasado anunció que se limpiarán los terrenos baldíos y que la limpieza se cargará al impuesto predial del 2008; habrá sido la insistencia de este intento de escritor en el tema, o será mera coincidencia. ¡Qué importa!, lo vital del caso es lo que dicen que dijeron que andan diciendo: ¡lo van a empezar a hacer! (y eso aún hay que verlo). Me gustaría felicitar al Licenciado Flores Garza y a Don Conrado por aplicar el reglamento y limpiar las colonias y no sólo donde están las principales vías de la ciudad, pero me las reservo hasta ver si hay resultados. Una pregunta: ¿Cuál es el plan? ¿En qué fechas le toca a qué colonia? ¿En qué fecha empiezan y en qué fecha planean terminar? ¿Dónde y con quién se pueden aclarar estas dudas? Si alguien me puede dar respuesta a esta última pregunta, les pido sean tan amables de escribir a ladelosjueves@gmail.com les estaré muy agradecido. (Sé que me leen en la presidencia municipal, así que no se hagan “güeyes”).

Por último y para no cansarlos, hace unos días, los medios publicaron la noticia de que una funcionaria municipal (ligada a la promoción del turismo de este bello y amado “rancho”) fue “brutalmente” agredida (verbal y físicamente) por elementos de la aduana de Piedras Negras, o sea de aquí. Por desgracia o desinformación de quien les escribe, sólo me enteré de lo que le hizo saber a la prensa dicha funcionaria agredida y no se nada de lo que hayan declarado los supuestos agresores. El motivo de la agresión: no haber querido pagar la supuesta “cuota” de 20 dolaritos para evitar ser revisada al viajar en cierto autobús de “turismo”. Ahora bien, para poder comentar algo o formar una opinión, creo se deben conocer todas las versiones existentes sobre un tema, de lo contario se cae en la simple y a veces muy dañina especulación. Lo que sí podemos afirmar es que todo lo que quepa en los puentes internacionales puede ingresar a nuestro país, siempre y cuando nos pongamos de acuerdo en cuánto va a ser el “moche”; hemos sido cómplices mudos de este delito por mucho tiempo. También podemos afirmar que si no se llega a un arreglo y por nuestras “pistolas” traemos mercancía considerada no permitida, o bien cuyo valor excede lo establecido por un reglamento, las “rattus norvegicus puentis internacionalis” se ponen furiosas y les da por portarse como patanes y casi querer desmantelar lo que tengan enfrente. Sin embargo, tras haber hecho enojar a varios individuos de esa especie, nunca he sido víctima de agresión alguna (verbal o física), quizá sea porque yo jamás los he agredido. ¿Será por eso?

Cabe mencionar también (y no digo que sea el caso que hoy comento) que hay mujeres que, abusando de su condición de “damas” (entre comillas, por que hay unas que cuando se “engorilan” desmerecen del término) se comportan de una manera tan agresiva, déspota, sarcástica, grosera y anexas; confiadas en que no habrá quien les ponga la mano encima, ignorando que la cantidad de patanes que caminan por la faz del planeta crece día a día en forma exponencial, y que les puede tocar uno de ellas, no librándose así de por lo menos un cachetadón de padrastro briago. Por lo anterior escribo y concluyo: Es una lástima que sigamos fomentando la corrupción; es una lástima que por estupideces la gente se siga agrediendo, y es saludable que cuando exista un problema se ponga una denuncia ante las autoridades correspondientes.

A vuelta de una semana, de nuevo es jueves, casi igual de malo como el anterior. Yo me refugiaré en alguna cantinucha para oír y decir sandeces. Ustedes hagan lo que se les pegue la gana, pero por favor cuídense y no agredan al prójimo, ¿Qué caso tiene?

Que tengan ustedes buen día y mejores noches.

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