jueves, mayo 31, 2007

la de los jueves 31 mayo 2007

A estas horas la carta que pongo a su amable disposición, ya debe estar en poder del Diputado García Reyes. Sin más preámbulo aquí la tienen:

Señor diputado, Doctor Ángel Humberto García Reyes:

Estimado señor, mi nombre es Rafael Armando Castro Taboada, y vivo en la ciudad de Piedras Negras, en el hermoso Estado de Coahuila, el cual quiero pensar que usted conoce y estima como yo (al igual que más de dos millones de habitantes por acá).

El motivo de esta carta es para hacer una petición sobre la “tenencia” o impuesto por derecho vehicular, petición que se podría decir es ya ancestral, pues para muchos mexicanos, tal vez la mayoría, tomando en cuenta que seguimos siendo un pueblo de jóvenes, la “tenencia” se ha convertido en un asunto que nuestros ancestros trataron, decidieron, utilizaron y agotaron. A las nuevas generaciones nos parece que este capítulo debe ser superado. Tengo la esperanza que usted sea el destinatario adecuado a mi petición y que, dada su orientación de servicio hacia los demás que debe tener por la función pública que desempeña, lo cual admiro y aprecio bastante, se convierta en una acción positiva que favorezca el mejoramiento de nuestro país.

Desde diciembre de 1962 los mexicanos concertamos un impuesto, mismo que en su momento fue útil para ayudar a financiar las olimpiadas celebradas en 1968, pero que sin embargo, más de 40 años después, todos aquellos que tenemos la fortuna y la necesidad de poseer un vehículo automotriz para elevar la eficiencia de nuestro trabajo y de nivel de vida, estamos obligados a seguir pagando, y cuyo espíritu además va en contra del que emana de la constitución mexicana, sobre todo porque contradice abiertamente la Carta Magna en su artículo 31 fracción IV: “(son obligaciones de los mexicanos) contribuir para los gastos públicos, así de la federación como del Distrito del Estado y municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes”. El principio de proporcionalidad y equidad previsto en el artículo 31 fracción IV de nuestra Carta Magna se basa en la capacidad contributiva de los ciudadanos, la cual debe establecerse objetivamente por el nivel de riqueza de los contribuyentes, a través del patrimonio, ingresos, renta o ganancias. De esta manera, la tenencia es un impuesto que sólo “presume” el nivel de riqueza del contribuyente, condición que atenta contra la legalidad prevista en el ya citado artículo 31 fracción IV de nuestra Constitución. Es decir, la “tenencia” vehicular es un impuesto que llega a ser desproporcionado, y por lo tanto, injusto (sin equidad) para el nivel de ingresos de quien lo paga.

No soy economista, ni entusiasta de esta disciplina, pero algo dentro de mí me dice que eliminar la “tenencia” no debe significar el “desfalco” en las arcas nacionales, sobre todo basándonos en un sistema fiscal equitativo y también en lo absurdo que resulta hoy en día esa ley para financiar un fantasma.

Disculpe mi atrevimiento al escribir estas letras, pero pienso que si usted fue capaz de iniciar una investigación en una preparatoria local de Piedras Negras, por las razones que sean, creo que le es posible lanzar una iniciativa para derogar esta obsoleta ley, que sería en beneficio de la economía de las familias, y al ser esto así, se generaría más ingreso familiar y, entonces sí, esta incrementada renta familiar se gravaría para generar ingresos frescos para el gobierno a través de impuestos legales, creando el círculo virtuoso que deseamos los mexicanos.

Reconozco que existen problemas que son prioridad en nuestro basto y hermoso país, pero no podemos dejar a un lado los pequeños grandes detalles que también ayudan, además de contribuir a incrementar la credibilidad de un pueblo en su gobierno. ¿Me explico, señor diputado? Un gobierno que ya no pisotea las leyes más, pues esos tiempos ya están “idos” y en los tiempos nuevos, los representantes del pueblo están de nuestro lado con la legalidad en la mano. En nuestras calles (Piedras Negras, en Coahuila, y en nuestro México) no circulan muchos carros como los que usted se está acostumbrando a ver en el estacionamiento del Congreso. La gran mayoría no tenemos los recursos para tener un carro así, y hay que recordar que muchos de nosotros si utilizamos el auto para desempeñar mejor nuestros trabajos y para que nuestro nivel de vida mejore.

No soy más que un ciudadano común. Soy de esos que sí pagan impuestos y de los que sí van a votar; soy uno más que día a día busca cómo ganarse el pan para llevarlo a la mesa, y así siendo quien soy, espero llamar su atención y que me ayude a llevar al terreno de los hechos lo que hasta ahora son reflexiones.

Deseo con firmeza que esta solicitud o petición, la de lanzar una iniciativa para derogar la “tenencia”, sea atendida con la prontitud que usted atendió la solicitud o petición hecha por gente del CBTyS de nuestra ciudad, y que no quede en sólo buenos deseos de mi parte, y de la suya, pues bien es sabido que “hechos son amores y no buenas razones”, señor Diputado.

Le agradezco de antemano las atenciones.

Atentamente

Rafael Armando Castro Taboada

Un habitante más de Coahuila


Que tengan ustedes buen día y mejores noches

jueves, mayo 24, 2007

la de los jueves 24 mayo 2007

Todo viaje ilustra, todo viaje es un descubrimiento y, aunque el lugar de destino se repita constantemente, siempre hay algo nuevo que aprender o apreciar. Este mi último viaje (o salida de casa), aunque cumplió con lo anterior, tuvo una relevancia significativa, pues no sólo tuve la oportunidad de apreciar la belleza de la naturaleza, más importante fueron los reencuentros, saber que aun tengo corazón y que aún queda un poco de blanco en mi percudida alma.

El destino fue Santa María de Teotepec y el motivo acompañar a un hermano en su cumpleaños. Qué poco sabía yo lo que me esperaba, pues lo que hice en este viaje fue reencontrarme con mi esencia. Muy importante ha sido el reencuentro con un amigo que jamás se ha separado de mí, por más que lo ignoré en el pasado y por más que se sabía que él me amaba más de lo que yo lo amaba a él; me reencontré con Jesús El Cristo.

Puede que les suene extraño, pues quien les escribe no es muy dado a este tipo de declaraciones. Y sin embargo así fue. Así es. Y me siento feliz de que así haya sido y siga siendo. Fueron pocos días, pero de una intensidad embriagadora, de emociones rebasadas, de una magia que sólo se puede alcanzar cuando pones el corazón de por medio y dejas tu alma en manos de la inmensidad divina. No los quiero aburrir, así que terminaré diciendo que regreso sin pesados fardos en la espalda, conciencia y corazón, y más dispuesto que nunca a abrir mis entendederas a un mundo espiritual que creía conocer y hoy me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender (a veces la inteligencia puede ser nuestra peor enemiga).

Sin embargo, por mi naturaleza cuestionadora y por mi eterna inconformidad, tengo que contarles que hubo cosas que no me gustaron, que de plano no me parecieron. Espero que para el próximo año esas cosas cambien (¡Ah, claro que como fregados que no, voy a ir de nuevo el próximo año!). Para empezar, se suponía que era un retiro en silencio (entiéndase éste como abstención de hablar) y créanme que hubo de todo menos silencio. Fuera de algunos momentos, aquello era lo más parecido a un gallinero cuando se empieza a poner el sol, y no hubo fuerza que pudiera evitar el barullo. Ustedes saben, nuestro ser latino, estirpe parlanchina que en ocasiones carga el lastre cultural de no poder dejar correr el silencio. El agravante fue que quienes se suponía serían ejemplo en el retiro (por sus años en el movimiento) fueron los primeros en estar echando chacota.

Me dio tristeza corroborar la ausencia de gente joven. Por lo tanto pienso que es cierto lo que resulta evidente: los jóvenes de hoy son muy escépticos de lo que se les propone y dispone, al contar ellos con tanto testimonio (datos, hechos, dichos) de que este mundo es más imperfecto cada vez. La verdad es que no nos creen, o nos creen poco, muchas veces por su candor. ¿Qué nos espera cuando un legado sea rechazado de tajo? ¿Serán signos te tiempos mejores o peores? ¿Qué labor hacen estos grupos, conformados desde hace poco más de 6 años, por responder a las inquietudes de fondo de nuestra juventud? No lo sé. Lo que si sé es que no me integro a alguno de estos grupos por la razón que la mayoría esgrime: hacerlo significa un compromiso enorme que no puedo aceptar (bueno, yo por el momento, ya veremos después). Me queda claro que hay mucho que hacer, y que hacen falta más “indios” y que sobran “generales”. Déjenme poner en claro mi cabeza con respecto a este tema y ya hablaremos de esto en subsecuentes “la de los jueves” o en alguna reunión, pues más temprano que tarde terminaré en este asunto. Así de relevante se me hace.

De que se necesita “sangre nueva”, también es indudable, como en toda organización humana, los cuadros deben renovarse pues hay factores inherentes a nosotros que nos impiden desempeñarnos al máximo siempre en lo mismo. Pero también será importante aprovechar la experiencia de lo que se ha hecho bien, seguir ejemplos como el ejemplo vivo de un Señorón como lo es Don Mauricio Arredondo (al que no he tratado mucho, pero me cae a todas “margaritas” así de entrada) y su equipo, cuyo trabajo y tesón están a la vista de todos. Para muestra un botón: el Colegio Cumbres y Alpes (¿Quieren más o les preparo unos “jamanegs”?).

Pero eso es sólo mi opinión, como siempre, puedo estar equivocado. Lo cierto es que nada ni nadie puede opacar la experiencia que he vivido y que hoy les comparto. Es algo que me ha movido fuerte el piso. Me ha hecho pensar. Me ha hecho sentir. Yo fui a lo que fui y regresé con más de lo que pude antes imaginar. Gracias Avelino por la invitación, estas son de las cosas que no tienen precio.

Ahora me toca agradecerles a ustedes mis lectoras y lectores de Coahuila (Piedras Negras, Monclova, Saltillo), de Nuevo León (Monterrey, Santa Catarina, Garza García, Allende), Distrito Federal y Chihuahua; a la gente de Los Ángeles, California; de Kentucky, Georgia, Carolina del Norte, y a los despistados que cuando descansan me leen en Michigan. Gracias también a quienes me leen en Venezuela y Perú. Me alegra que a pesar de escribir sólo para mí, hay quienes me leen más allá de mi Piedritas querido. Gracias a todos ustedes por la paciencia de leer las cosas que me pasan por la cabeza y que narran aspectos de mi vida.

Hablando de cosas locales (de este amado “ranchito”), mucho he dicho de nuestro presidente municipal, al cual estimo y quiero como persona, pero critico como funcionario público, y otra vez es blanco de mis escrupulosas reflexiones. Este martes vi una foto de él que la verdad me dio tristeza. El hombre fuerte que yo recuerdo hoy se ve acabado. Su cara es la imagen del agotamiento. Pareciera que en menos de un mes su fortaleza se ha vencido, como el fuego lo hace ante la lluvia. Me conmovió ver esa imagen del Licenciado Jesús Mario Flores Garza respondiendo por las acciones del departamento de obras públicas (¡Hola Ingeniero Montenegro!) al abrir un acceso para una colonia recién creada, rompiéndole la “idem” a cierto bordo de defensa. Por favor alguien explíqueme. Soy tan imbécil y limitado que no alcanzo a comprender. Primero tenemos a un Roberto Muzquiz que no da pie con bola en cuestión de nada (de lo que se supone le toca hacer). Luego dos personajes que dependen de él (ustedes lectoras y lectores inteligentes ya saben quienes) y que no supieron hacer algo para alertar a la población de Villa de Fuente en los muy tristes sucesos que ya todos conocemos. Un “encargado” de imagen urbana, más chafo que el decorador que teníamos antes. Un encargado de atención ciudadana, que más le gusta lucirse (y dar una promoción bastante populachera de su patrón) que cumplir con su labor (ahí tiene una petición para limpiar los terrenos baldíos, y hasta la fecha, o no la pasó a “imagen” urbana o se le traspapeló con las notas de sus artículos de “marcas reconocidas”). ¿Será por todo lo anterior que Chuy Mario se ve acabado? ¿Será que por alguna extraña razón (compromisos políticos, compadrazgos, amistades de toda la vida, etc.) el amigo de mi familia no puede pedir la renuncia de incompetentes, y para solventar esas deficiencias debe trabajar a marchas forzadas (cubriendo muchos frentes) robándole a sus noches el sueño?

Está pendiente darles a conocer la carta al Diputado García Reyes. No coman ansias, que ya se las daré a conocer. Y créanme que si en 30 días, contados a partir de haberla él recibido, no tengo una respuesta, se podrán enterar de ella no sólo porque se publique en esta nuestra página, también es posible que la lean en varias publicaciones estatales. Digo, no todos tienen “interné”.

Pero es jueves, hay mucho de qué hablar y mucho más que dejar en el fardo del recuerdo o del olvido. Dejemos la guerra velada en la que estamos inmersos; dejemos las ineficiencias de los servidores públicos y vayamos a “chupar” (dicho en el más fino lenguaje popular). Por favor, cuídense mucho, porque si no lo hacen, pues ¿Quién me leerá?

Que tengan ustedes buen día y mejores noches.

jueves, mayo 17, 2007

la de los jueves 17 mayo 2007

Disculpen ustedes el que no haya escrito el pasado jueves “la de los jueves”. Les confieso que por muy poco esta semana tampoco lo hago. La razón es que, a pesar de las múltiples cosas que suceden alrededor, aprecio que poco o nada es nuevo. Así que escribiré sólo de lo que he escuchado últimamente ya que tengo fácil quince días que no pongo mi atención en medio de información alguno. Y no es para menos, la verdad es que asusta la cantidad de malas noticias que nos llegan a través de dichos medios, por lo que, como un reflejo de supervivencia, los he dejado a un lado por un tiempo como un acto de defensa propia.

Así que para que no fuera “pan con lo mismo”, con muchas ideas y muy poca inspiración, me lancé al ataque del teclado y decidí escribir una carta al diputado Ángel Humberto García Reyes, misma que haré pública una vez que ésta haya sido entregada y obtenga el acuse de recibo de su parte, lo cual, por desgracia, en nuestro país puede tomar de dos días hasta dos años, y en el ínter no se tiene derecho a réplica pues calladito se espera uno más bonito. Espero que en esta ocasión sea cuestión de unos cuantos días para estar seguro de que el diputado de mayoría relativa distrito número uno con cabecera en Piedras Negras, Coahuila, con curul en la Cámara de Diputados número B-037 y miembro de las comisiones de Salud y Seguridad Social del H. Congreso de la Unión, me confirme que ha recibido mi intempestiva y digestiva redacción. El tema de la carta dirigida a tan ilustre personaje versa sobre un bicho en apariencia inofensivo, de aspecto soso e insustancial, pero que provoca en mí (y estoy seguro que en más de uno de ustedes también) un escozor nocivo y que lleva por ignominioso nombre “tenencia”.

Verán, tengo mucho tiempo criticando el pago obligatorio de la tenencia. Siempre he dicho que en todo caso debiera ser un pago voluntario para todos aquellos que quieran seguir cooperando para cubrir los gastos generados por la organización de las olimpiadas de hace algunos años, ¿qué son cuarenta años en la larga historia de los gravámenes humanos? Pero creo que no funcionaría la mecánica “el que lo quiera pagar, que pague, y el que no, pues no”, pues mucho me temo que desde doña Fede hasta los Estados y Municipios (que se quedan alrededor de un 20% del dichoso impuesto) echarían de menos un jugoso elemento del presupuesto al que ya se han “acostumbrado”. Claro, como no hay quien ponga orden fiscal en este país de evasores grandes y chiquitos, pero evasores por convicción al parejo, no se puede tan fácil abrogar el mentadísimo impuesto. ¿Qué porqué somos un país de evasores convencidos de que hacemos lo correcto? Revisemos: el gobierno mexicano tuvo la “imperiosa necesidad” de contar con una mayor cantidad de recursos para poder construir, equipar y preparar todas las instalaciones necesarias para llevar a cabo los juegos. Se dijo que para México era una oportunidad única para que la comunidad internacional volteara sus ojos hacia nosotros y dar a conocer la cultura de nuestro país. Con ese motivo se aprobó el 28 de diciembre de 1962 el decreto por el cual se promulgó la Ley del Impuesto sobre la Tenencia o Uso de Automóviles, para poder cobrar un impuesto a todo aquel ciudadano que fuera propietario de un vehículo. El nuevo impuesto tendría una duración de sólo dos años, cuestión que evidentemente fue incumplida, pues al pasar el tiempo este impuesto se volvió permanente, traicionando así la palabra de un gobierno para con sus ciudadanos. Con el tiempo se ha ido refinando, por ejemplo en 1980 el presidente José López Portillo abrogó la ley y presentó una nueva, esto con el fin de ampliar a diversos vehículos como helicópteros y motocicletas la cobertura del bendito impuesto. Pensando en todo esto me propuse platicar con algunas personas del tema, y éstas a su vez me dirigieron con otras más que posiblemente “podrían ayudarme”. Sin embargo ahí paró el carro pues ninguna de mis peticiones fue atendida, nadie se tomó la molestia de contestarme. El caso es que siguiendo la máxima de “no hay nada que perder y todo que ganar”, que me arranco y escribo la misteriosa_pero_no_por_mucho_tiempo (espero) misiva.

Si el sistema de recaudación de cualquier nación debe establecerse sobre la base de confianza entre gobierno y ciudadanos y la autoridad debe buscar más recursos a través de ampliar la base de contribuyentes y no aumentar el abanico de impuestos sobre la base que ya se encuentra cautiva, entonces la tenencia es precisamente lo que se llama un engendro fiscal. Cosa curiosa que ya varias generaciones la hayamos aguantado, siendo que hasta contradice abiertamente lo que dice la Carta Magna en su artículo 31 fracción IV: “(son obligaciones de los mexicanos) contribuir para los gastos públicos, así de la federación como del Distrito del Estado y municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes”. El principio de proporcionalidad y equidad previsto en el artículo 31 fracción IV de nuestra Carta Magna se basa en la capacidad contributiva de los ciudadanos, la cual debe establecerse objetivamente por el nivel de riqueza de los contribuyentes, a través del patrimonio, ingresos, renta o ganancias. De esta manera, la tenencia es un impuesto que sólo “presume” el nivel de riqueza del contribuyente, condición que atenta contra la legalidad prevista en el ya citado artículo 31 fracción IV de nuestra Constitución. Es decir, la tenencia vehicular es un impuesto que llega a ser muy desproporcionado para el nivel de ingresos de quien lo paga. Y todos como si nada.

Estimados lectores, ¿Seremos capaces de unirnos para apoyar que este impuesto mal impuesto sea derogado? ¿Podremos demostrar un poco de madurez como para dar marcha atrás a una situación, insostenible por ilegal, aunque resulte que el agraviador es quien debe encargarse que las leyes se cumplan? Reconocemos todos con claridad que existen muchos problemas en nuestro país: inseguridad, un terrible desempleo, un sistema educativo pululante de mercenarios que se dicen maestros, niveles enormes de pobreza y hambre e ignorancia, y que todos estos problemas nacionales (y muchos más) requieren de dinero para ser atendidos como Dios manda. Pero también podemos observar que la solución fácil de establecer impuestos “aunque sean anticonstitucionales”, que es la solución que han escogido los gobiernos desde hace más de cuarenta años con la tenencia vehicular, nos hace más daño que beneficio al restarle fuerza al sector de la población que requiere del vehículo para transportarse y lograr un nivel de eficiencia que, con el tiempo, generará más riqueza sobre la cual, entonces sí, el gobierno podrá reclamar su parte. Y todos contentos.

Señor Presidente de México, Señores Diputados y Senadores, podemos empezar por algo simple y justo, necesario para recuperar la confianza los unos en los otros: a ese algo le puse un nombre y le llamo derogación de la tenencia. Dirán tan nobles señores que soy un soñador, y que esto nunca llegará a nada (¿ahora quién es el pesimista?) pues las prioridades del país son otras, pero estoy seguro que si nos unimos dejando colores e ideologías a un lado, a favor de algo en lo que millones de mexicanos estamos de acuerdo, entonces puede y debe lograrse. ¿Porqué no? ¿Quién lo va a impedir? Quienes saben de leyes nos ilustran con reflexiones como la que he expuesto hoy en “la de los jueves” lo equivocados que hemos estado todo este tiempo. Entonces se tiene todo el peso de la ley para hacer esto realidad. Quienes dicen representarnos en las cámaras tendrán que ponerse a trabajar porque no les queda de otra. Ya no nos chupemos el dedo y ya no nos tratarán como infantes. Además creo recordar que el Presidente Calderón lo esgrimió como una de sus ideas de campaña para ganar la presidencia.

Por ahí alguien dirá: “Bueno, pero si se deja de pagar tenencia, los Estados y el gobierno federal dejarían de percibir una cantidad importante de dinero”. Lógico, ¿no les digo que ya no nos chupemos el dedo? Claro, para esos pocos (supongo serán los que están agarrados fuertemente de la ubre) expongo una serie de sugerencias basadas en el sentido común (el menos común de los sentidos en algunas personas) para compensar “la perdida”: a) Una reforma fiscal integral, que facilite los engorrosos trámites para darse de alta y pagar impuestos. Que sea simple (inteligente) para meter al redil a todos aquellos que hasta el día de hoy sacan su buena lana y no le reportan absolutamente nada a “Lolita” (o “Dolores”, según sea el caso, ¿verdad padre Carlos?). b) Si no les gusta la primera, se podría poner en práctica la idea que mal supo vender el gobierno de Fox: que se grave más el consumo (estoy de acuerdo contigo Avelino, con esto hasta el ISR con el tiempo “kaput”… digo, la hipótesis ha sido planteada, habría que probarla y reprobarla si es necesario). c) Ya si ninguna de las dos los satisface, sugiero se haga un concurso organizado y regulado por gente ajena al gobierno, cuyo fin sea seleccionar a tres economistas por estado (que dominen la problemática local) y que se realice un foro a puertas cerradas (para evitar distracciones y apuradas conclusiones “políticas”) y que sus conclusiones sean traducidas del “sánscrito” al lenguaje común para que nosotros los ignorantes y los miembros del congreso las entiendan. Como ustedes lo saben, no soy economista pero tengo un poquito de sentido común (y buenos amigos economistas) y todo esto me suena a caso juzgado. Entonces les hago la pregunta: ¿Tenemos algo que perder?

Por último les narro un caso que se ha difundido bastante por internet: El Universal Online (01-marzo-2006) ¿Acaso una cadena de Internet que alienta a no pagar más la tenencia ha logrado su objetivo? ¿A caso un correo electrónico ha conseguido lo que no consiguen los partidos políticos o las iglesias? Ayline Aleph nos envía un correo en donde se relata el caso de Monserrat Morachis, de Metepec, Estado de México, que obtuvo un amparo de la justicia federal para no pagar el impuesto. "No me pareció justo que me cobraran ese impuesto. Ya había hecho muchos gastos para tener mi primer auto nuevo como para pagar más. Había escuchado que este impuesto era inconstitucional y que las personas podían ampararse, así que decidí intentarlo", refirió la vecina de Metepec. “El 17 de agosto del 2004, la justicia amparó a Morachis, por lo que le ordenaba a las autoridades correspondientes devolver el dinero que la joven había invertido en el pago de sus tenencias 2003 y 2004. El 8 de octubre, luego de que las autoridades estatales se inconformaron en vano, la Secretaría de Finanzas, Planeación y Administración estatal le regresó los 7 mil 874 pesos que había pagado de tenencia por los años anteriores”.

El impuesto, dice la información, es improcedente y afecta las garantías individuales señaladas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y nada más por eso, insisto, nada más por eso el juez deberá otorgar el amparo correspondiente al individuo, no al vehículo. Con el amparo en mano puedes acudir a la oficina correspondiente y se te otorgará tu pago de la tenencia con importe cero. Obviamente existe un procedimiento a seguir. Consulten a su abogado y pónganlo en práctica. Si desean manden Mensaje a todos los Mexicanos.”

Jueves al fin. Habrá que ser medidos con el consumo de alcohol (cosa difícil ante las circunstancias… ¿cuáles? preguntaría algún despistado… las que sean, sería mi sincera respuesta…) pues el día de mañana partiré en un viaje especial por dos razones poderosas: la primera es porque un hermano con el que me estoy reencontrando cumple años, y lo acompañaré a un retiro espiritual (segunda razón) del cual espero salir bien librado, tomando en cuenta que no me gusta la sotana (salvo la de honrosas excepciones), las iglesias crujen cuando entro y el agua bendita me saca ampollas. Ya después les contaré cómo me fue. Además queda publicar la carta enviada al Diputado Garcia Reyes.

Que tengan ustedes buen día y mejores noches.

jueves, mayo 03, 2007

la de los jueves 3 mayo 2007

Son de reconocerse las labores para levantar Villa de Fuente y la solidaridad que muestra nuestro México en casos de desgracia (por lo menos en casos así somos solidarios). Lo que no se vale es sacar partido de una situación así y politizarla. Eso sí no me parece correcto, aunque parezca lo normal y lo que se acostumbra hacer en estos casos. Si es así, que se piensa que la práctica común en estos casos de tragedia es sacarle un torpe pero refrescante beneficio político, yo digo que este acto por lo menos se debe señalar y que la gente juzgue lo que sea juzgable.

Empecemos por los señalamientos del Padre Carlitos, que a mi parecer hizo una declaración muy poco atinada, pues si lo que dice fuera cierto, Villa de Fuente sufrió el castigo divino por las “conductas de la gente” que él se ocupó de mencionar. Bueno, el tornado, en mi humilde e ignorante opinión, no fue causado por los pecados de la gente. Es complicado refutar con argumentos válidos lo dicho por el sacerdote, pues el tema se encuentra en el pantanoso terreno de las suposiciones y la imaginación, pero sí se puede decir que sus declaraciones han sido por lo menos aventuradas cuando no decididamente improbables. La gente de Villa de Fuente y el resto de mi pueblo es un clan noble, orgulloso, valiente, trabajador, respetuoso de Dios (es muy posible que no todos) y no merece un castigo así. A menos que esté equivocado, la gente de Villa de Fuente no está a favor del aborto ni son en su mayoría parejas de homosexuales viviendo en su moderna Gomorra. Y aunque lo fueran, aún así el “castigo divino” (usando las mismas palabras que el sacerdote) fue excesivo y ineficazmente selectivo.

Otro que anduvo en estos días con declaraciones de dudosa calidad moral es nuestro “virrey”, quien al parecer tiene la característica de gozar de cualquier circunstancia. Quizá el decir (la semana pasada) que colocaría espectaculares para atribuirse la reconstrucción de las áreas afectadas pudo haber sonado exagerado, pero no creo haberme equivocado del todo, pues ya podemos empezar a leer sus declaraciones en contra del gobierno federal y sus claras amenazas a quienes no participaron en su circo show-mágico-musical. Directamente hizo referencia a los constructores y cito textualmente: “No nos ayudaron cuando más lo necesitábamos, pero no hay bronca, apenas llevo año y medio de “góber” y desde ahora les digo que no tendrán chamba en este sexenio…” “Cuando les llamé para pedir su ayuda me puse colorado, y cuando me dijeron que no, me puse amarillo…” “Salían con que tenían ocupada su maquinaria, que si había algún adelanto, que quién iba a pagar el diesel y otras cosas…” “No quiero revelar sus nombres para no iniciar un linchamiento, pero desde luego que están bien identificados…” “Los dejaremos que concluyan sus obras, pero los de la función pública andarán como chuchos tras ellos…”. ¡Qué bárbaro! ¡Qué oportunidad ha dejado escapar este hombre para quedarse callado! ¡Qué lindura de gobernante tenemos! ¡Qué madurez y sabiduría en sus “iluminadas” palabras! Moreira deja muy en claro que él es el dueño del poder absoluto y que a él no le gusta tener colaboradores, más bien incondicionales y quien no está con él, está en su contra… ¿Dónde habré escuchado decir lo mismo no hace mucho tiempo? ¿Qué tipo de personajes hacen declaraciones tan agresivas cuando ocupan puestos públicos como el Gobernador de Coahuila? Tampoco que le mueva mucho, pues varias obras públicas importantes han sido asignadas a la constructora de su familia. Entonces, ¿Cuál chamba para los demás? Y ahí les va, no tarda mucho en que familiares y amigos cercanos a Don Antonio Gutiérrez se vean favorecidos por el “gober bailarín” por la cantidad de lana que este empresario ha “donado” (y obviamente deducido de impuestos) cuantas veces el “virrey” se lo ha solicitado... (¡Brinca sapo!...¿Qué tan lejos?)

De nuevo reitero, ¿Qué tan bueno es que la IP coopere, como lo ha hecho particularmente en este caso? Lo malo del asunto es el trasfondo, la danza tras bambalinas, el trajín de los tramoyistas. Y si bien es prioridad proporcionar toda la ayuda posible a la gente afectada, también es de vital importancia iniciar una investigación (de la cual hasta este momento no sabemos dato alguno) sobre qué impidió que se avisara a la gente sobre LA POSIBILIDAD de una contingencia (así como lo hicieron una semana después, claro, sin sirenas y funcionó). Si bien es cierto que es imposible predecir en qué justo momento se formará un tornado y mucho menos saber dónde y cuándo tocará tierra, también es justo decir que en los radares y en el Centro de Predicciones de Tormentas Norteamericano (www.spc.noaa.gov) había alertas de tormentas severas y posibilidad de uno o dos tornados. Como era de esperarse, los encargados de “protección civil” han hecho lo que el pollito cubierto de boñiga y no han asomado el pico, ni para decir “pío” (bueno a excepción de Garza Bermea, que ahí anda queriendo justificarse). El caso es que falleció gente y muchas otras resultaron heridas. Sólo espero que se castigue la negligencia de los responsables y que no suceda lo que siempre en nuestro país: que si la falta la comete alguien del cardumen, la justicia es “certera y expedita”; ¡Ah! Pero si la falta es de un “funcionario”, la justicia se convierte en una de trámites e indagaciones que, bueno, ¿para qué les digo si la historia la conocen?

Concluyendo, que se les de toda la ayuda y apoyo a los damnificados pero que no se deje a un lado la investigación de las causas y, sobre todo, que se coloque en esos puestos a gente verdaderamente capacitada y comprometida con la comunidad que paga su sueldo, que se tomen verdaderas medidas para prevenir cualquier tipo de desastre, cualquier tipo.

Por desgracia no podré estar en el bar de siempre, pues por circunstancias no muy claras hasta el momento se mantiene cerrado. Así que acepto cualquier tipo de invitación, proposición, sugerencia u oferta a degustar unas ricas cervezas, siempre y cuando se acepte a los tres mosqueteros, porque si no los aceptan, acuérdense de las posibilidades que tiene este novel “escritor” cuatroañero y desde este momento les digo que pueden salir “balconeados” en alguna de mis creaciones futuras, al ejercer este mi absurdo pasatiempo (digo pa’estar a tono con el “gober”).

Que tengan ustedes buen día y mejores noches.